04.28.10
Luego no me pidas pasar un camello por el ojo de una aguja,
o impedirle al cielo la lluvia;
que el sol se aparezca en medio de la noche,
o que den mangos las matas de melones.
No me pidas que el mar no sea salado,
ni contar de la arena cada grano;
tan imposible como esto es pedir
que luego no te diga lo que siento aquí.
abril 30, 2010
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