Rodeada del mundo, no hay más materia que tú y que yo.
Tu sonrisa recorre la mía
y, en un breve momento eterno,
nuestras miradas se confunden,
ya no nos vemos sino algo más allá;
recorres mis sentidos suavemente
tocando las más dulces melodías,
sordas,
al unísono, al compás,
llevando el ritmo del viento
con cuerdas silenciosas,
despertando el arcoiris de sonrisas y colores
junto al despertar y la sensación de amanecer.
@maltés
octubre 16, 2009
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