El sonido de la lluvia retumbando en cada poro de mi piel,
las ásperas memorias arrancándose de sus espacios seguros,
el sueño se vuelve inevitable,
las ganas de abandonar la realidad, incontrolables,
sólo allí puedo realizar mis sueños inimaginables,
todos los que están atrapados bajo la apretada cuerda de lo "me-da-la-ganariamente" aceptable,
algunas veces hasta el límite correcto,
otras, roza en lo escandalosamente absurdo.
Allí, cuando cierro los ojos, me encuentro atrapada contigo,
no hay ruidos, no hay distracciones;
te hago reír, sonrojarte,
puedo hasta escuchar tu respiración entrecortarse;
en un breve minuto no existen letras, no existen números,
sólo mi voz plasmada en tu piel cuando te susurro,
sólo tus manos aisladas en humildes recovecos,
sólo mis ojos cerrados mirando los tuyos,
sólo palabras sin voz, en un lenguaje mudo.
[Esto se me ocurrió en una tarde lluviosa mientras estudiaba física y química]
junio 29, 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario