Donde habite el olvido: Como los erizos, ya sabéis, los hombres un día sintieron su frío. Y quisieron compartirlo. Entonces inventaron el amor. El resultado fue, ya sabéis, como en los erizos.
--LuisCernuda

enero 29, 2012

Melancolía.

No sé si fue un sueño, pero lo último que recuerdo es que antes de ser tan feliz, me acostaba en una cama con el corazón inerte y frío, con latidos bradicárdicos, con memorias viejas atoradas en un corazón enfermo, que por primera vez obedecía las órdenes de un cerebro más viejo que mi la edad corporal. Y no sé qué sucedió, no recuerdo si algo más ocurrió, si hubo algún lapsus amnésico pero aquel día volví a levantarme pero, extrañamente, estaba feliz. Era una sensación tan fuera de lo común que ni me dejaba pensar bien; mi cerebro no sabía si mandarme a respirar o sonreír. Era como si me hubiese levantado en otro cuerpo, con otra alma. Esa, tu blanca piel, me bienvenía a esta nueva etapa de la vida que, al parecer, consistía sólo en amarte y ser feliz.

Y no sé qué sucedió, pues ahora no logro recordar ni cómo ni cuándo ni dónde te he dejado, por qué tu nombre ya no sabe a amor sino a recuerdo.