Donde habite el olvido: Como los erizos, ya sabéis, los hombres un día sintieron su frío. Y quisieron compartirlo. Entonces inventaron el amor. El resultado fue, ya sabéis, como en los erizos.
--LuisCernuda

abril 30, 2012


“¿Qué haces?”. En esa simple pregunta se fue todo el veneno, todo el dolor, toda la angustia, todo lo que quería preguntar. En ese momento más que nunca, esas dos palabras cobraban más vida que la suma de todas las personas del planeta tierra, era lo único que quería saber y como un destello de genialidad, se lo preguntó a la hora, tiempo, momento, lugar y espacio adecuados. Era de madrugada, de un  lado de la pc alguien estudiaba y del otro…Pues no se sabía bien, quizás estudiando, barajando, hablando…Quién sabe. Dice él que era estudiando. 
Ya estaba cansada de nunca hacer nada, de nunca hablar de algo, de que no supiera las respuestas a sus preguntas, de que no se esmerara en intentar buscar respuesta, de rendirse tan fácilmente ante el “Ok” enigmático de esta mujer. “Rayos, por una vez en tu bendita vida, desvélate conmigo, vive un chin”. Eso quería decirle pero ya se había ido a dormir sin siquiera darse cuenta de la frialdad con que lo despidió.

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